Martes, 17 de octubre de mil novecientos algo, 9 am. Un llanto se escuchó en la sala de partos del Seguro Social de la ciudad de Cali. Acababa de abandonar mi «huevo», en el que me sentía cómoda, feliz y a salvo. Mi madre se internó en la clínica desde el día anterior. No soportaba el dolor. Mi padre estaba ansioso. Con ganas de recibirme. No sabía si era niño o niña, lo cual hacía que se acrecentara su emoción. Había empezado a romper el cascarón y era necesario que me sacaran de ahí porque había crecido demasiado y mi caluroso hogar se achiquitaba.
Mi princesa hermosa, soy testigo de una parte de tu vida, en la que tuve la oportunidad de compartir de tu valiosa, linda y oportuna compañía, momento en el que aprendí muchísimo, conocí a mucha gente de diferentes gamas y matices, ya tu lo entenderás y sabrás de que hablo, Deseo para ti en este nuevo onomástico, estés rodeada de las personas que mas amas y que te aman, que se sigan cristalizando tus sueños, aquellos que logras con esfuerzos y dedicación, te llevaré siempre en el alma mi niña hermosa, Dios te siga llenando de bendiciones, abrazos y bendiciones.
Gracias mami por tu mensaje bonito! Te quiero bastantico e igual que vos, siempre te llevaré en mi corazón.
Ni me diga què personas has despedido!!! No me hagàs esto Andrea… ja,ja,ja,ja,ja.
Lindo post!!!
jajajaja…Ay Óscar! Vos sabés a quiénes me refiero y también que han sido momentos demasiado difíciles. Gracias por el piropo.